La demanda energética de la IA en EEUU podría aportar beneficios, no solo cargas

El auge de la inteligencia artificial (IA) en la escena mundial ha provocado que los centros de datos ejerzan una enorme presión sobre las redes eléctricas mundiales, lo que supone un cambio radical con respecto a su anterior papel como consumidores menores de electricidad. A medida que los chatbots se convierten en un elemento permanente en el trabajo y la vida cotidiana, la demanda se dispara a niveles récord, ya que cada búsqueda consume energía. Mientras que los centros de datos de EEUU consumían 50 teravatios-hora (TWh) de energía hace una década, esa cifra ha aumentado hasta los 140 TWh en la actualidad, lo que representa el 3,5 % del consumo total de electricidad del país.

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Como consecuencia natural de su consumo energético, las empresas tecnológicas se están ajustando cada vez más al modelo de los grandes consumidores industriales de energía, firmando acuerdos de compra de energía (PPA) para garantizar un suministro seguro y continuo de energía para sus operaciones. Amazon, por ejemplo, se ha convertido en el mayor comprador corporativo de energía renovable del mundo, con más de 500 PPA firmados en 27 países, una cifra equiparable a la de algunos países europeos.

Energía segura y sostenible para los centros de datos

Para impulsar el rápido crecimiento del sector de los centros de datos en Estados Unidos, líderes tecnológicos como Amazon, Google y Microsoft buscan activamente un suministro de energía seguro y sostenible. Con más de 50 gigavatios (GW) de capacidad de centros de datos en Estados Unidos en 2024, las empresas tecnológicas no dejan piedra sin remover a la hora de evaluar una amplia gama de opciones, desde la energía solar fotovoltaica (PV) y el almacenamiento en baterías hasta el gas y la energía nuclear.

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Si bien las energías renovables y las baterías están avanzando, las tecnologías de reactores modulares pequeños (SMR), que podrían proporcionar un suministro de carga base y flexibilidad, aún deben demostrar su viabilidad comercial. Ambas soluciones presentan ventajas, pero una cosa está clara: se avecina un auge de los centros de datos en Estados Unidos, y se necesita urgentemente energía por cualquier medio necesario.

 /></p><p>Esto también se extiende más allá de Estados Unidos. Según un estudio de <a href=Rystad Energy, se prevé que el consumo eléctrico de los centros de datos a nivel mundial se duplique con creces para 2030. Para 2040, la demanda de energía podría dispararse hasta los 1800 TWh, suficiente para abastecer a unos 150 millones de hogares estadounidenses durante un año, a medida que las principales empresas tecnológicas continúan ampliando su capacidad de procesamiento.

Aunque este aumento puede parecer amenazador, la considerable demanda energética de los centros de datos, si se gestiona de forma eficaz, podría ayudar a estabilizar las redes eléctricas locales.

Limitación de la potencia

Para evaluar la presión sobre las redes eléctricas a un nivel granular, es fundamental comprender las complejidades del entrenamiento de los modelos de IA y su naturaleza de procesamiento por lotes. Estos modelos recopilan y procesan datos con poca frecuencia, lo que permite a los centros de datos gestionar su consumo energético de forma eficaz. Esto se consigue mediante la limitación de la potencia, que restringe la potencia máxima que pueden consumir las unidades de procesamiento y reduce el consumo energético, al tiempo que solo aumenta ligeramente el tiempo necesario para completar las tareas.

Por otra parte, el entrenamiento de los modelos de IA puede pausarse y reanudarse para favorecer una programación eficiente desde el punto de vista energético, que puede ser a corto o largo plazo. La programación a corto plazo desplaza las cargas de trabajo a momentos en los que las fuentes de energía renovables —como la energía solar durante el día— son abundantes y los precios de la electricidad son bajos.

La programación a largo plazo implica planificar para diferentes estaciones, ejecutando más procesos en verano, cuando los costes energéticos son más bajos, y reduciéndolos en invierno, cuando los precios suben. Estas estrategias también pueden adaptarse en tiempo real para optimizar el uso de la energía, trasladando las cargas de trabajo a horas de menor consumo, lo que ayuda a equilibrar la red energética.

Noruega, el candidadto ideal para centros de datos

Teniendo esto en cuenta, las grandes empresas tecnológicas están buscando en todo el mundo lugares adecuados para construir centros de datos que consumen mucha energía, y países como Noruega destacan como candidatos ideales. Noruega ha ofrecido históricamente precios bajos de la energía, junto con una alta proporción de energía hidroeléctrica limpia y un clima frío que enfría de forma natural el calor generado por los centros de datos.

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La capacidad de Noruega para proporcionar energía flexible a la red europea es cada vez más importante, especialmente ahora que la red de transmisión tiene dificultades para satisfacer la alta demanda durante las horas punta. Muchas personas y grupos políticos temen que los centros de datos puedan hacer subir los precios de la electricidad para los hogares durante estas horas.

Sin embargo, con una regulación adecuada, los centros de datos podrían utilizar la energía de forma flexible, actuando como compradores fiables para los productores de energía cuando hay un exceso de oferta. Esta demanda elástica podría ayudar a estabilizar el consumo global, optimizar la utilización de la red y reducir la volatilidad de los precios.

Sin embargo, el creciente interés por Noruega como centro de datos ha desencadenado un debate político, lo que pone de relieve la necesidad de debatir cómo avanzar. Entre las propuestas que han surgido se incluye un sistema de licencias que incorpore criterios de beneficio social y el uso del calor residual, junto con posibles medidas para limitar el almacenamiento de datos.

Reacciones encontradas

A nivel mundial, el auge de los centros de datos ha suscitado reacciones encontradas. Irlanda y los Países Bajos están restringiendo los nuevos proyectos debido a la sobrecarga de la red eléctrica y otras preocupaciones, mientras que otros países buscan soluciones para hacer frente al aumento de la demanda de electricidad. Singapur, por ejemplo, consciente del potencial económico de los centros de datos, ha levantado las restricciones anteriores y está estudiando cambios en la legislación para adaptarse al auge de los centros de datos, con el fin de garantizar que la ciudad-estado no se quede atrás.

La voluntad de explorar opciones poco convencionales pone de relieve los esfuerzos que están realizando los países para sacar partido del mercado de los centros de datos, al tiempo que intentan abordar los retos inherentes, en particular en lo que respecta al suministro de energía y su alineación con los objetivos de descarbonización.

La liberalización del mercado supone un reto adicional para los gigantes tecnológicos, ya que los actuales obstáculos normativos podrían frenar sus ambiciones futuras. Tailandia es uno de los países que encaja en este perfil. Aunque sus políticas climáticas y de red eléctrica difieren de las de Noruega, este país del sudeste asiático está impulsando activamente la desregulación del sector eléctrico.

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Al abrir su mercado a la competencia y relajar el control gubernamental, Tailandia está creando un entorno más atractivo para la inversión privada. Este enfoque proactivo ya ha suscitado un gran interés, con 47 proyectos de centros de datos que han recaudado más de 5000 millones de dólares en inversiones hasta diciembre de 2024.

A medida que se multiplican los centros de datos, la gestión de su demanda eléctrica y su expansión requiere un conjunto de estrategias reguladoras y de desarrollo. Si bien este equilibrio es esencial, unas políticas sólidas y unas inversiones en infraestructuras pueden contribuir a ello. Las medidas estratégicas, como el consumo energético flexible, la respuesta a la demanda en tiempo real y la integración de fuentes de energía renovables, pueden ayudar a aliviar estas presiones.

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